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El Pleno del Tribunal Supremo ha denegado el permiso de paternidad (en la actualidad por nacimiento y cuidado de menor) al padre de un bebé nacido muerto a las 39 semanas de gestación pese a que sí se reconoció a la madre el permiso de maternidad íntegro.La ley establece una finalidad del permiso diferente en ambos casos: la protección de la salud de la madre, en un caso, y, en el otro, el cumplimiento de los deberes de cuidado previstos en el CC art.68, que establece que los cónyuges deben compartir las responsabilidades de atención a los descendientes. En casos como el analizado, en que el hijo nace muerto, sigue existiendo la necesidad de recuperar y proteger la salud de la madre biológica. Sin embargo, deja de existir la necesidad de que el progenitor distinto a la madre biológica se haga corresponsable de la atención al descendiente (ET art.48.4).Además, el desarrollo reglamentario permite que, en estos supuestos, se reconozca la prestación por maternidad, ya que en el supuesto de fallecimiento del hijo, la duración de la prestación económica no se ve reducida. Por el contrario, la misma norma establece que no puede reconocerse el subsidio por paternidad si el hijo fallece antes del inicio de la suspensión del contrato de trabajo (RD 295/2009 art.8.4 y 26.7).Por todo ello, el TS considera que la denegación del permiso al padre no es contraria al derecho a la igualdad. Siendo las finalidades distintas, el legislador no está obligado a dar el mismo tratamiento a las prestaciones por maternidad y por paternidad en el caso del nacimiento sin vida ocurrido tras 39 semanas y tres días de gestación.TS Pleno 5-7-22, EDJ 636528NOTALa sentencia contiene un voto particular que considera que la denegación de la prestación es contraria al derecho de igualdad ante la ley y a no sufrir discriminación por razón de sexo, así como al derecho a la conciliación de la vida familiar y laboral (Const art.14 y 39).
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