Los hechos sobre los que versa la sentencia referenciada consiste en que fue declarada la incapacidad permanente absoluta con base a una amaurosis bilateral de origen postraumático antiguo (hace 21 años) y trastorno depresivo-ansioso de larga evolución. Tras solicitar del INSS la revisión, a fin de que se declarase una gran invalidez por agravación de la anterior, el INSS resolvió denegándola por considerar que las dolencias no se habían agravado presentando un cuadro patológico similar al que ya fue valorado en el expediente de reconocimiento de la IPA y, asimismo, por que las dolencias de le permitían gozar de independencia para las actividades básicas de la vida diaria.
Se articula el recurso en dos motivos: uno por cada una de las enfermedades padecidas, por considerar que cualquiera de las dos patologías sería suficiente para que se le reconociera la situación de gran invalidez. Respecto del primero de los motivos, la sentencia de contraste examina un supuesto en el que una persona solicita le sea reconocida una situación gran invalidez por padecer una ceguera prácticamente total, estimando la sentencia que una persona que pueda ser considerada ciega reúne objetivamente las condiciones para calificarla en situación de gran invalidez, sin que deba excluir tal calificación la circunstancia de que por percibir algún tipo de estímulo luminoso, puedan realizar alguno de los actos esenciales de la vida sin ayuda de terceros o sin necesidad de ayuda permanente, o incluso los que puedan llegar a efectuar trabajos no perjudiciales con su situación. No existe contradicción ya que en ella no se plantea un una revisión cuando las lesiones que se tuvieron en cuenta para reconocer la IPA no han variado y siguen siendo sustancialmente las mismas, sino una solicitud de reconocimiento directo. La misma falta de idoneidad se da respecto del segundo motivo, nuevamente las pretensiones son diferentes (la revisión de una IPA reconocida en la recurrida, el reconocimiento directo de la gran invalidez en la de contraste).
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