Una entidad que adquirió unas fincas rústicas mediante aportación no dineraria, sin separar el valor del terreno del de los árboles, se plantea si un informe de un ingeniero agrónomo es válido para amortizar los árboles en función de la vida útil determinada en el mismo.
Según la normativa del IS, la amortización es gasto deducible cuando sea una depreciación efectiva, considerándose como tal el resultado de aplicar los coeficientes de amortización lineal establecidos en las tablas de amortización oficialmente aprobadas (LIS art.11.1; RIS art.1.1).
Por su parte, según la normativa mercantil, si un activo está formado por partes separables por naturaleza, que presenten una vida útil diferente, siempre que sean significativas, deben contabilizarse por separado cada una de esas partes y amortizar cada una de ellas de forma individualizada, atendiendo a su vida útil (CCom art.35.1 y 38.1).
Por tanto, aunque en la finca rústica se integren componentes que formen parte de un conjunto, si contablemente están suficientemente diferenciados, y es posible justificar su precio de adquisición o coste de producción, cada componente se pueden amortizar de forma individualizada, aplicando a cada uno el coeficiente que corresponda según las tablas de amortización oficialmente aprobadas.
Actualidad jurídica
Suscríbase vía email
Comentarios: 0 comentarios